
En Mauricio “Palito” Davico conviven muchas personas: el emprendedor, el estudiante frustrado de derecho, el músico de cumbia que recorrió el mundo y el político que se lanzó a transformar su pueblo y, años después, saltó a gobernar una de las ciudades más importantes de la provincia. Nació en Gualeguaychú en 1982. “Me decían Palito porque era muy flaco”, contó a Infobae. Es hijo de Héctor, chofer de colectivo de media distancia ya fallecido, y de Liliana, ama de casa hasta que se divorció, bancaria y vendedora de ropa en el campo después.
Héctor se fue a vivir a Pueblo Belgrano, una localidad lindera a la que se puede llegar caminando. Y por eso Mauricio comenzó a ir y venir entre un lugar y otro. Desde joven fue emprendedor. A los 15 años cortaba pasto los fines de semana, era peón de albañil y DJ en fiestas locales. Mientras, concurría a la escuela nocturna. Cuando completó la secundaria, probó suerte en Buenos Aires estudiando abogacía, aunque no pasó del CBC.
Para mantenerse, comenzó a atender un kiosco en el club GEBA. Allí su vida dio el primer vuelco. “Por el 2002 conocí a los chicos del Grupo Ráfaga. Me hice amigo y comencé a salir de giras con ellos y con mi ídolo: Ariel Puchetta”, líder de la banda, recordó. Davico era de los músicos que se sumaba como percusionista a los ocho integrantes originales del grupo para tocar en vivo, cuando la puesta en escena exigía 13 músicos sobre el escenario.
Fueron siete años intensos que lo llevaron a conocer Uruguay, Perú, Roma, Madrid, el mundo en definitiva. Pero un día dijo basta. “Extrañaba mi pueblo y quería tener una vida más estable”, marcó. Al regresar a Pueblo Belgrano usó todos sus ahorros en montar una pequeña empresa de premoldeados que fabricaba pilares para la luz. Pese a esta decisión, sigue en contacto diario con la banda, con Puchetta sobre todo. “Son mis hermanos de la vida”, los definió. El show de Ráfaga es una fija en los cierres de campaña. “Son cábala”, reconoció Davico.
Cambio de ritmo

“Puchetta me decía el político de la banda. Donde íbamos me ponía a hablar con mozos y taxistas de cuánto salían las cosas, si el sueldo les alcanzaba. Cuando estás en ciudades de países desarrollados, la cabeza funciona distinto, más si te interesa aprender. Vi que se podía transformar y mejorar Pueblo Belgrano. Entonces hicimos un partido con un grupo de amigos: Nueva Generación”, recordó.
Para poder completar los trámites legales debía recorrer regularmente casi 300 kilómetros que separan su localidad y Paraná, donde está la sede del Tribunal Electoral. Con el capital invertido en la empresa, faltaban recursos. Entonces excompañeros de su padre lo llevaron gratis en los micros que cubrían el trayecto hasta la capital provincial. Y para comer cargaba una bolsa de galletas en la mochila.
“Fui a armar un partido sin saber nada. Pegué onda con las chicas del Tribunal Electoral. Y me ayudaron. Así nació Nueva Generación”, narró. Con la fuerza constituida compitieron en 2011 y quedaron terceros, colocando dos concejales. Cuatro años después, con Davico de candidato, lograron el objetivo de ganar la intendencia. En 2019 fue reelecto por más del 70% de los votos.
Un caso testigo

La Constitución entrerriana solo habilita a los intendentes una reelección consecutiva. Por eso el destino de Davico debía seguir otro carril en 2023. Decidió entonces postularse como candidato a la presidencia municipal de Gualeguaychú. Su experiencia fue similar a la de Jorge Macri, que pasó de la municipalidad de Vicente López a la jefatura de Gobierno porteña. En un primer momento, la Justicia Electoral prohibió la maniobra. Pero en segunda instancia el fallo se revirtió y quedó habilitado para competir.
Venció con claridad en las generales a Martín Roberto Piaggio, primo del intendente saliente Esteban Martín Piaggio, el dirigente más kirchnerista del peronismo provincial. Sobre el momento de vicisitud que atravesó, comentó: “Creo mucho en Dios. Siempre estoy tranquilo ante todas las situaciones. Sabía que saldría bien y, si salía mal, tampoco me preocupaba. Para mí no es indispensable tener un cargo, no es algo que me enloquezca”, evaluó.
Ahora, ya electo, ocupa las horas del día en “armar equipos y dialogar. Tendremos una gestión pragmática. Vamos por las ideas y los proyectos. No nos encasillamos”, aseveró. Tras subrayar que hace años que no se instala una empresa en la ciudad, aseguró que recibe llamados de gente de negocios que pretende invertir en Gualeguaychú. “Saben como pienso. Al que invierte y genera trabajo genuino, alfombra roja”, precisó.
“El Estado no produce riqueza. La única forma de crear empleo es brindar condiciones para el sector privado”, razonó. “El compromiso - adelantó - es demostrar que con otras reglas de juego puede haber desarrollo en la comunidad y que cuando se da, las personas pueden también desarrollarse individualmente. Vamos a terminar con el populismo. Nadie progresa con un plan”.
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