El presidente del Consejo Pastoral de Gualeguaychú, Julio Chanda agregó que “nos inquieta saber que hay muchas familias que no están teniendo la alimentación básica. Hay gente que con mucho esfuerzo llega al almuerzo”.
Julio analizó que la dependencia del sistema llevó a agravar la situación social y tuvo como consecuencia la pérdida de la cultura del trabajo en, al menos, dos generaciones. “En medio del relato se construyó un monstruo. El tema es ¿quién se hace cargo de ese monstruo?”, cuestionó.
Chanda reconoció que le preocupa las “formas” en las que desde el gobierno nacional busca dar un nuevo curso a la Argentina, aunque reconoce que es necesario realizar cambios. “Estar dependiendo del Estado ni siquiera es digno”, afirmó.
“Nuestro país es maravilloso, pero tenemos gente que vive en estado de intolerancia y eso es inquietante”, remarcó a cómo recibe la sociedad la carencia de lo necesario para vivir.
Chanda contó la experiencia de personas que pese a tener trabajo, no les alcanza para comprar lo que requiere. “Un jornalero hoy, que cobraba al día, está muy complicado”, señaló.
En este sentido, los pastores observaron que la demanda supera considerablemente las recaudaciones de mercadería que pueden reunir. El escenario se agrava según manifestaron, a raíz de los kioscos de droga “que se empiezan a multiplicar”.
“Hay chicos que los inician en la droga a los 10 o 12 años. De repente esos niños tienen en las manos 20 mil pesos. Los padres no les dan ese dinero”, relató Herrera.
Chanda expresó que las personas sufren vivir de la forma en que lo hacen y no saben cómo pueden cambiar, en un contexto en el cual no pueden ni adquirir “lo básico que es la comida”, pero destacó que “nos afianzamos en la creencia de que Dios es proveedor para no cruzar la línea roja. Vivimos por fe, a veces un mensaje de texto termina siendo un milagro”, resaltó.