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Una profesional de Gualeguaychú recuerda la historia de la desaparición de su madre y su padre en la dictadura

Al cumplirse 45 años de la dictadura en Argentina, la psiquiatra Yamila Horane habló por primera vez de su dura historia.

23 Mar, 2021, 11:57 AM
Yamila Horane
Yamila Horane

“Solamente había hablado de esto en el juicio a las Juntas y en el ámbito familiar, con pocas personas allegadas”, dijo Yamila a RADIO MÁXIMA.

 

 

 

La profesional contó que era muy pequeña, apenas había terminado de cursar primer grado. Su madre Raquel Bulit y su padre Gabriel Horane estaban separados pero ese 8 de diciembre del año 1977 habían concurrido juntos a la Iglesia Santa Cruz, en Buenos Aires, lugar de reuniones de la militancia, de un grupo de 12 personas, en un espacio que les prestaban y se realizaban antes o después de las misas.

 

 

 

“La única vez que hablé en público fue en el juicio a las Juntas en la megacausa de la ESMA, me tocó declarar. Los dos están desaparecidos, algunos de los restos óseos de esos 12 fueron recuperados y ahora están en un predio de la Iglesia Santa Cruz, donde hay simbólicamente una tumba por cada uno de los doce pero son de cinco los restos que se han recuperado, que el Río de la Plata devolvió a las costas y fueron identificados por ADN,  pero ellos no, ninguno de los dos”, dijo Yamila en referencia a sus padres.

 

“En el contexto de lo que fue la dictadura, mi abuela, una de las Madres fundadoras de Plaza de Mayo en Junín y también en Buenos Aires, se enteró relativamente pronto de que mi papá era uno de los detenidos en la ESMA. Mi mamá participaba de una celebración en la iglesia San Cristóbal, lugar donde también encontraban un espacio de reunión, ese día fueron juntos con mi papá, eran 12 en total, ese día participaron de la misa, se encontraron con Astiz y no sé quien mas y a la salida de la misa, Astiz los marcó con un beso a los 12 que secuestraron después y llevaron en un Falcon verde. Astiz había logrado por una cuestión de edad, de afinidad, entablar una relación como de amistad con el grupo, el se hacía pasar por Gustavo Niño, el se infiltró en esas reuniones, logró confianza diciendo que tenía una hermana desaparecida y los marcó”.

 

 

 

“Creo que mi mamá se la veía venir, ella había hablado a mi abuelo paterno para que viajara desde Junín a buscarme para pasar el verano, yo había terminado primer grado y en el momento que se estaba produciendo ese secuestro yo estaba subiendo al tren con mi abuelo, tengo el recuerdo de mi abuela llorando por los rincones, pero también presentando habeas corpus, reuniéndose con madres y viajando a Buenos Aires mientras yo me quedaba con mi abuelo, hasta que llega el nuevo comienzo de clases y ahí mi abuela me cuenta. La historia era que no se sabía dónde estaban mamá y papá”, relató.

 

Con respecto a sus padres, Yamila contó que “me acuerdo de haber estado sobre sus hombros en alguna marcha, con mucha gente y después estar en la calle sin poder hablar, ir para un lado u otro, sentir como que nos perseguían, ella ya me había contado que una vez había estado detenida en una comisaría”, recordando a su mamá

 

“De ahí en adelante desde los 7 hasta los 18 años me quedé  a vivir con mis abuelos en Junín, hasta que me fui a estudiar, mi abuela fue la mejor mujer que me crucé en la vida, no fue fácil tampoco para mi, me mantuve mucho callada en la escuela, sobre todo primaria, por esa cosa de que no se podía hablar. Todos los que tenemos un vínculo con desaparecidos hacemos lo que podemos, pero las heridas se pueden cerrar cuando hay justicia cuando hay memoria cuando se puede hablar de todo eso. Hoy en muchos aspectos hay una sociedad distinta, yo no hablo desde el rencor ni desde la violencia, no tengo ese sentimiento, cada vez se conoce más, hay muchos jóvenes involucrados y una recuperación importante”, finalizó.

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