“Hemos recibido a muchas personas, solicitando ayuda y tratamiento. Con algunas nos hemos podido acercar y hemos podido concretar el acompañamiento”, expresa Massaferro.
La modalidad de trabajo se centra en el día a día, en los cuales los chicos van realizando diferentes actividades entre las que se incluyen actividades físicas, teatro, entre otras. Y los fines de semana hay contención telefónica y se le da a cada una de las personas un proyecto de fin de semana.
En cuanto al contexto actual, Juan Pablo es crítico y señala que “en Gualeguaychú está más naturalizado el consumo que la rehabilitación.En parte por una negación de parte de la familia y del propio adicto. Sin querer naturalizamos más a la persona que consume que la que se rehabilita. En este sentido, explica lo difícil que se les hace mantener la asociación civil :”Ha costado mucho sostener el equipo”.
“A las personas les da vergüenza acercarse a un centro.Debería ser un orgullo estar rehabilitado. Eso hay que desarmarlo porque tiene que ver con la salud de los pueblos”, finaliza Massaferro.