
Almeida no descarta que alguna yarará pueda aparecer cerca de la zona urbana, con más frecuencia en zonas donde hay pasto y terrenos baldíos. “Tenemos que ser precavidos y tener conciencia de que estos animales cumplen una función en la naturaleza y si uno no los molesta, no hay ningún problema. Hay que ser cuidadosos”, señaló.
Se trata de una serpiente venenosa, cuyo veneno lo utilizan para cazar especies más chicas y alertó sobre el cuidado de las mascotas, ante la presencia de estos animales.
“El Parque Unzué es un lugar histórico donde han aparecido. Los perros de ciudad que no están acostumbrados, ven algo y van a olfatear y tienen cierto riesgo. Hay que vigilarlos también. En la naturaleza hay que acostumbrarse a estar atentos e ir mirando, porque además es la forma de aprender y de conocer”, instó.
El veneno inoculado ocasiona la muerte en sus pequeñas víctimas, por hemorragias internas.
Almeida manifestó que las yararás se mimetizan muy bien con el entorno, pero es posible escuchar el golpe de la cola antes de atacar. “Cuando se enojan, sacuden la cola y uno siente las vibraciones en las hojas del piso. Es peligroso cuando se enrosca porque se prepara para extenderse como un resorte”, previo al ataque”, indicó. Recientemente fueron observadas en el Arroyo Ñancay y zona sur de Gualeguaychú.