Luisa hizo gran parte de su trayectoria en instituciones rurales, destaca la calidez de sus pares y recuerda el largo camino que día emprender hasta llegar a su lugar de trabajo.

“Hice 150 kilómetros por día para ir a trabajar haciendo dedo, pero una encuentra la gratitud de los chicos, la gente rural lo valora mucho”, contó. Fue directora, maestra de grado, de primero y hasta sexto, todos en una misma aula. También fue maestra de nivel inicial. “A veces costaba llegar, pero otras veces teníamos la suerte de que alguien nos llevaba o nos traía”, recordó.

Entre sus anécdotas recuerda que en algunas oportunidades llegaba a la escuela en tren y otras en un “mosquito” (máquina agrícola).

“Una vuelta no alcanzábamos a llegar, venía el tren y yo viajaba con otro compañero. Le dije que yo iba a parar el tren. Me acuerdo que me saqué la campera y en medio de la vía le empecé a hacer señas. El tren paró y nos llevó hasta la escuela. Llegamos a las 8 en punto”, contó Luisa.

Sobre el desempeño pedagógico, la docente recordó que además de cada clase, debía realizar el lineamiento trimestral para estudiantes de distintas edades, usando diferentes estrategias en cada caso. “Es todo un desafío”, indicó.

“La docencia es una profesión muy linda, muy gratificante, siempre una rescata el poder de brindar el conocimiento a los chicos”, reflexionó Luisa.

Actualmente fue asignada a un cargo directivo en una escuela de horticultura.