“Se apunta a las organizaciones que trabajan con cannabis. Hablamos de las tres “P”. Personas que usan, productores, y profesionales de la salud que prescriben cannabis”, explicó.
El proyecto de extensión consta de tres etapas. La primera de ellas implica la conformación de una intersectorial de actores vinculados al Cannabis, que busca reunir a organizaciones, cooperativas, empresarios, emprendedores, productores, investigadores de universidades, extensionistas, estudiantes y docentes. En la segunda etapa se prevé realizar un relevamiento intersectorial y participativo, mediante instrumentos de recolección de datos, cualitativos y cuantitativos, que permitirán conocer la situación en profundidad.
Finalmente, en el marco de la etapa final, se difundirán los resultados, a través de un diagnóstico, sobre los datos recolectados. Las personas interesadas en participar del proyecto pueden consultar vía mail a: redicanner@gmail.com
Respecto al Cannabis medicinal en circulación, Echeverría, explicó que los aceites más seguros suelen ser los producidos por “el cultivador amigo”, ya que hay otros, que se producen en cantidad y suelen ser “apócrifos”. “Hay una circulación gris y clandestina que no contiene lo que uno esperaría para un tratamiento con Cannabis. Suelen ser engañosos en cuanto a su contenido”, afirmó.
Echeverría explicó que “hay precios muy disímiles, en las organizaciones sociales promedia los 20 mil pesos el frasquito”, mientras que otros apócrifos, tienen precios que rondan los 50 mil pesos. En laboratorios, los aceites alcanzan precios superiores a los 100 mil pesos.
Para producir cannabis en la Argentina hay que tener una autorización y en la provincia hay una ley del año 2021 que no ha sido reglamentada, pese a llevar más de tres años desde su sanción.