Agregó que “cuando pasaron a mi hija a la sala después de cruzar por un puentecito precario hasta el hospital nuevo, vi otro mundo, no hay médicos permanentes. Vi que son muy pocos los que tienen capacidad y vocación”, y también mencionó las escaleras no adecuadas y las extensas rampas. “Es increíble, fue una odisea subir la rampa de cien metros para un lado y cien metros para el otro. Yo le digo el Partenón, de afuera se ve fantástico. Estoy decepcionado”.
Al respecto, Río sentenció: “Hay un descoordinación tremenda entre la infraestructura y servicio del hospital nuevo y viejo”.
Por otra parte, señaló que hay poca empatía por los pacientes de parte de algunos trabajadores de la salud.
“Mi nena es insulina dependiente, tiene síndrome de down, tiene que tener una persona que la interprete. Mi hijo que es médico, se vino desde Bariloche para acompañarla pero lo querían sacar. Me sorprendí y estoy decepcionado, no hay empatía para nada”.
Sin embargo, el vecino reconoce que hay médicos y algunas enfermeras están sobreexplotados, “no se puede trabajar en la salud con ese tipo de presión”.