

“Es imposible no tener el transporte, he leído personas en redes sociales que ponían para poder compartir vehículo. Pero una persona que se hace el tratamiento no está en condiciones de volver manejando”.
En este sentido, Cristina observa: “No debe ser mucho más caro que comprar una playa o refaccionar un espacio turístico. Una ciudad tan grande donde tenemos tanto, y tenemos tantos pacientes oncológicos no se debería estar pensando en la combi sino en tener rayos en la ciudad”.
Sobre el lugar donde se lleva a cabo el tratamiento, explicó que es como entrar a una clínica, con salas de espera y baños en muy buen estado. “Las chicas se ocupaban de atendernos primeros y el lugar donde nos hacían rayos es una habitación simple donde uno se saca la ropa, y no tiene nada raro, sé que ese lugar específico tiene paredes especiales por los rayos. Pero no es tan cara la construcción. ¿Por qué allá se puede hacer y acá no?”
Sobre el traslado, Cristina expresa: “Es sacrificado ir al lugar tan temprano, pero uno tiene el acompañamiento, y contención de todo el grupo”.
“El municipio tendrían que ir gestionando la sala de rayos, además ayudaría a localidades cercanas. Ya tendríamos que ir pensando en algo real, en un edificio y su equipamiento”.