Analizan la muerte de 200 vacas en un campo entrerriano y se tratarí­a de una vieja intoxicación

Luján relacionó lo ocurrido con animales “hambreados” por la sequía, ya que ingresan a la pastura y se comen los tallos que dada la sequía y los días sin son concentran grandes niveles de nitrógeno. “No es una intoxicación nueva”, explicó el profesional.

Se trataría de una intoxicación con nitrato y nitrito producto de implantación de pasturas que se caracteriza por la gran producción de forraje pero que dado los días de sequía, y de poco sol produce que la planta no pueda hacer normalmente el proceso de fotosíntesis y concentre altos niveles de nitrato en el tallo.

“Periodos post sequia la tierra concentra mayor cantidad de nitrógeno, luego cuando vuelven la lluvia conserva el nitrato en el tallo”, informa el veterinario.

Otro factor, tiene que ver con el agregado de urea al pasto “que aumenta la concentración de nitrógeno, no distingue entre raza ni sexo. El verdadero hambre lleva a que el animal coma hasta el tallo y cuando ingresa al rumen, ese nitrato que está en la postura se desdobla en el  proceso de la digestión  y se genera el nitrito que pasa a la sangre, y se une a la hemoglobina y no la deja hacer su función, que es la respiratoria”.

“Es importante actuar, porque el médico debe reconocer los síntomas porque hay grandes mortandades “, advierte el profesional que recomienda que los animales no ingresen hambreados al pastoreo y la necesidad de que haya alguien controlando mientras el ganado come.

Entre los síntomas que pueden detectarse está el babeo, incordinación, el animal deambula en el potrero, y es necesario que las primeras horas este una persona monitoreando y que se avise inmediatamente al veterinario ya que en pocas horas los animales pueden morir. Por eso recomiendan que el pastoreo sea a partir de las 10 de la mañana, donde el sol este pleno y pueda ayudar a la planta a hacer la fotosíntesis para reducir  los  niveles de concentración de nitrato.