Una asamblea de obreros de la construcción votó para que un capataz de una empresa argentina, denunciado por "acoso y persecución sindical" a una trabajadora, sea expulsado definitivamente del obrador.
La obra de la construcción de la segunda planta de UPM en Durazno sigue parada y en conflicto, después de que la asamblea de los trabajadores se negará a votar el preacuerdo alcanzado en la negociación bipartita. A los trabajadores uruguayos sindicalizados, se sumaron también los extranjeros contratados por algunas de las 300 empresas que operan en Paso de los Toros.
En la actualidad son unos 3000 los obreros que se plegaron a la medida de fuerza.
Aunque las razones de disputa entre trabajadores y empresas son tres, hay un punto en particular que los trabajadores agremiados no aprueban: que el capataz que trabaja para la empresa argentina TGLT, subcontratada por UPM y que fuera denunciado por acoso y persecución laboral a una trabajadora, sea expulsado definitivamente del obrador.
La paralización de las obras se dio luego de que una trabajadora de la construcción denunció a un capataz de TGLT, una empresa que tiene 100 empleados operando en la obra. En el caso del capataz, la empresa estableció que deje de trabajar en la obra temporalmente y reciba cursos de capacitación sobre manejo de personal durante 15 días para volver a ocupar su puesto. Sin embargo, a pesar del preacuerdo alcanzado el domingo, el SUNCA está en contra de que el capataz denunciado vuelva a trabajar en la obra.
Parte del preacuerdo incluía también la generación de una comisión para seguir los tres casos que provocaron la paralización de la obra, que será compuesta por representantes de UPM, del gremio de la construcción y del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
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