EDUCACIÓN EN LA CÁRCEL

27 de Febrero de 2018

La Reja y la Tiza: "Educación en la Unidad Penal Nº 2, la enseñanza que derriba muros"

La ley establece que todas las personas privadas de su libertad deben tener acceso a la educación pública. Testimonios de cuatro profesores que cuentan sus experiencias de enseñar en el Penal N° 2.

Redes Sociales
María Martorel, ejerce como profesora hace 12 años en la UP2

 

Por Camila Mateo

La ley establece que todas las personas privadas de su libertad deben tener acceso a la educación pública, esto produce que las cárceles cuenten con una infraestructura destinada para tal fin así como con profesionales capaces de instruir a los internos.  Esta crónica es una recopilación de los testimonios de cuatro profesores que cuentan su experiencia tras enseñar en el Penal N° 2. Educadores de oficios, valores y esperanza.

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Carpintería

Son las seis menos diez de la tarde. A pesar de ser verano está un poco fresco. Llamo a la puerta de Rubén, quien era profesor de carpintería. Actualmente está jubilado. Me recibe cálidamente.  No está solo, un perro me mira curioso detrás de sus piernas. Trata de apártalo pero el animal hace caso omiso a su orden.  Caminamos por un pequeño pasillo y nos sentamos en el living. Los sillones torneados son autoría del ex carpintero. Ni bien nos acomodamos en ellos, Rubénempieza a explicar cómo es que pasó tantos años de su vida transmitiendo su oficio en la carpintería del Penal N°2.

Empecé a enseñar en vialidad. Los presos pedían permiso ahí y asistían al curso. Pero los que no podían salir del penal también querían concurrir. Entonces, mepropusieron empezar un curso adentro del Penal.Llegue a  recibir al asesino más peligroso de todos: El “Cheto” Alvarez.

 

 Las lecciones de carpintería  se impartían en un  galpón de vialidad ubicado en la calle 25 de Mayo. La clase empezaba a las seis de la tarde. A las cinco y media los detenidos tenían el permiso de hacer el trayecto al “aula” sin ser acompañados por la policía. Caminaban por Pellegrini hasta “Veinticinco”.   Tenían que ser puntuales. El curso duraba cuatro horas. Si los alumnos no estaban devuelta a las diez y media  de la noche mandaban patrullas a buscarlos.

-A mí me pasó un día que hubo uno que llegó seis y diez corriendo. Le pregunte que le había pasado, me contesto que nada y subió rápido al altillo donde estaban trabajando los demás compañeros.Como a las seis y media cae la policía y me pregunta si habían llegados todos a horario. Yo contesto que sí.  Desde arriba el que había llegado tarde me levanta el pulgar. El policía me vuelve a preguntar si estaba seguro y yo lo reafirmo. Al otro día me entero que hubo un asalto donde actualmente estáPAMI.  Adentro mío pensé seguro que fue el que llegó tarde.

Pasan pocos minutos de la entrevista y Rubén  señala algo en la pared detrás de mí. Levanto la cabeza y veo un reloj de madera con forma de timón. Ese hermoso artefacto es uno de los muchos presentes que recibió de parte de sus alumnos. Me cuenta que quien lo hizo ahora está detenido en Paraná. Lo encontraron culpable del asesinato de dos “chiquilines”, fue un homicidio por encargo. Le pagaron diez mil pesos al asesino para que realizar la tarea.

Me cuenta que la carpintería de la cárcel es de primera. Las dimensiones del lugar  son  de veinte metros de frente  por diez metros  de ancho aproximadamente y cada alumno cuenta con un banco de trabajo. Hay en total veinte mesas para trabajar.

Al igual que en cualquier colegio los detenidos son evaluados y a cambio pueden obtener  salidas.

Las notas les servían para las salidas. Hasta dos faltas podía perdonarles,  si se pasaban tenía que llamar a  “Tratamiento” y ellos  les descontaban una salida.  Entonces optaban por ir y no faltar. Si no iban a clase vivían encerrados en la celda. Venir al taller era una distracción y aparte aprendían.

Como profesor se ganó el cariño de muchos de sus alumnos  y varios piden que pase a visitarlos.

        _ ¿Cuál era el sueño que tenías en relación a tus muchachos?

Que me agradecieran haber aprendido. Y me lo han agradecido. Hay varios que se la han rebuscado. Yo les preparaba algunas maderas para que ellos pudieran  hacer algunos sillones. También esperaba que tuvieran buenos recuerdos.

¿Qué siente cuando eso pasa?

Yo me siento bien, porque me agradecen. Hay otros que no los enderezas más. De cien hay uno que no vuelve. Este Álvarez, que yo tenía, veinte años estuvo en la cárcel. Aprendió el oficio de maravillas. Hacia unos trabajos hermosos.  El “Cheto” le decían. Es uno de los asesinosmás peligrosos. Si vos lo ves es un actor de cine.  Cuando salió vino a saludarme para fin de año. Estuvo acá en casa, conocióa mi familia. Súper bien. A los tres meses cayó preso por un asalto por sesenta mil pesos. Su familia tenía plata pero él  ya se había atravesado. Si vos vieras los trabajos que hacía en el juzgado. No sabes cómoaprendió el oficio. Mientras estuve en el penal se inscribía en el curso y aprendía.

 

Le pregunto si se produjo algún accidente mientras daba clases y cuenta que una vez hubo un motín. Dos pabellones se enfrentaron afuera. Rubén junto con otros maestros se encerraron dentro  de la carpintería. Ese día nadie asistió al curso.  Inclusos sus alumnos se disculparon más tarde con él.

Lo tenían todo planeado. Se iban a enfrentar afuera.

Hay mucha rivalidad entre los pabellones por lo que no es posible enseñar a más de un pabellón a la vez.  El taller se dictaba toda la semana y cada día le correspondía a un pabellón diferente.

Voy cerrando la entrevista y le pregunto si él cree que educar a los internos los cambia. Uno de cada cien es la cuenta que hace Rubén. 

¿Qué hicieron? Les preguntaba. Se sentaban y me decían: tengo siete hermanos de diferentes padres. Mi madre es drogadicta. Yo todos los días a la tardecita estaba sentado fumando marihuana en la esquina de la calle. Todo eso mamaron  de chicos.  Y si no tenían plata alguien grande los llevaba a robar. Ese es el problema.

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Las Aulas:

Un remis me deja en la puerta del Penal N°2. Hay un insignificante portón negro que  da la bienvenida. Camino diez metros más o menos  hasta la entrada. Toco el timbre y en cuestión de segundos una mujer policía descorre un pequeño visor colocado en la parte superior de la gran puerta que separa mi mundo de uno muy diferente. Me anuncio, digo que soy estudiante de Comunicación Social y quiero hacer una nota. Me responde que espere, va a anunciarme. Escucho que la mujer informa quien soy y una voz le dice que me deje pasar. La gran puerta se abre para mí y el olor  a milanesa que flota en el aire me toma desprevenida. Hacia la izquierda hay una escalera que comunica con el piso de arriba, a la derecha veo una puerta. Enfrente de mí, sobre la arcada de la entrada principal hay letras que rezan lo siguiente: General Francisco Ramírez, Unidad Penal n° 2.

Uno de los oficiales me recibe y empieza a buscar las llaves para mostrarme los salones donde se dan  clases durante los nueves meses lectivos. Abre el primer candado de la primera de las muchas rejas que va a abrir. Afuera hay dos hombres sentados a ambos lados de una pequeña escalera. Están fumando. Los saludo y me responden amablemente. El policía que me acompaña se detiene a buscar la llave que va a abrir la segunda reja. Esta da acceso a un pasillo largo. Las paredes del interior reflejan un amarillo despintado, la condición del techo es bastante deplorable al igual que el aspecto de todo el edificio.  A medida  que avanzamos miro curiosamente hacia las celdas que se encuentra a los lados. No hay nadie en ellas. Casi llegando al final del pasillo nos detenemos. Nuevamente el oficial busca la llave que abrirá el candado de la tercera reja. Pasamos. Nos dirigimos a hacia la derecha. Al lado de la puerta hay un cartelito que informa: Sala de Video y Computación.  Ingresamos y puedo ver que a ambos lados del salón hay computadoras sobre sus respectivos escritorios. Los cpu´s son viejos al igual que los monitores. En el interior del aula hay un pizarrón y sobre este una cruz. Mapas cuelgan  en la pared de la izquierda y una lámina de un San Martin que parece mirarme. En el piso hay apilados algunos teclados e impresoras que sospecho están fuera de funcionamiento.  Nos dirigimos a otra habitación, esta es mucho más grande que las anteriores. Cerca del pizarrón se encuentra un mástil de madera con la bandera argentina. El estado del salón es igual a los anteriores y al de la cárcel en general. “Se pinta todos los años pero el problema es la humedad, viste. Lo que pasa  es que el edificio tiene más de cien años”, dice el policía.

 

Antes de salir  el oficial me pregunta si quiero ver la biblioteca. Abre otro candado y me encuentro con estantes llenos de libros polvorientos que dejan en evidencia el poco uso que se les da. En el centro se encuentra una mesa de madera. Le pregunto si hay reclusos que hagan uso de la biblioteca por gusto propio.

 

No. Hay muy pocos que se interesan. Y por ahí lo que tienen interés los familiares se los  hacen llegar.La gente hace donaciones de libros. Acá los profesores los traen algunas veces para realizar alguna actividad.

Salimos y nos dirigimos al espacio destinado a la carpintería. Confirmo lo que había dicho Rubén. Las dimensiones del salón son grandes. Hay polvillo y viruta por todos lados. Dos hombres conversan y detienen su charla cuando nos ven llegar.

Buenos días.

-Buenos días, señorita.

Mientras miro por todos lados y anoto los detalles del lugar en mi cuaderno  un silencio incómodo inunda la atmosfera. Para salir de la situación me dirijo a los dos hombres y les pregunto que estaban haciendo: “Banquitos para jardín”, responde uno de ellos.

Luego señalan el armazón de caño amarillo  de una futura sillita de más o menos  cincuenta y cinco centímetros de alto. De lo que se encargan es de hacer el respaldo y el asiento de madera.

A la vista solo hay herramientas fijas: garlopa, sierra sin fin, taladro de banco. Me cuentan que las herramientas manuales están guardadas en el salón del profesor.

Nos despedimos de ellos y después de atravesar nuevamente el pasillo, pero esta vez en sentido contrario, volvemos a la entrada. Subo por la escalera que se encuentra a la izquierda y entro a una oficina donde están trabajando cuatro mujeres. El policía anuncia quien soy y Carolina me saluda. El guardia se retira.  Yrepito el discurso de los motivos que me trajeron a la cárcel

Carolina Thompson es referente educativa. Me  hace sentar en una silla que está colocada alrededor de una mesa.

Tenemos la primaria para Jóvenes y Adultos y después la secundaria que es presencial con orientación en Economía. Se está tratando de cambiar la orientación por una máspráctica. Se la quiere anexar con los talleres.

El cambio de orientación todavía no está vigente. Primero necesitan  hacer una prueba piloto para ver si da resultado.

Los internos asisten a clases cada quince días debido a la rivalidad que hay entre los pabellones que impiden juntarlos. Esto supone una dificultad en la continuidad de las materias. Tanto la primaria como la secundaria no son obligatorias pero sí un derecho amparado por la Ley 26.695.  Esta ley  “establece que todas las personas privadas de su libertad deberán tener acceso pleno a la educación pública en todos sus niveles y modalidades”.

Es una herramienta que los acerca y los socializa, les permite salir del pabellón.

Cuando completan y aprueban un ciclo lectivo los internos pueden solicitar el beneficio del Estimulo Educativo. Esto quiere decir que reciben un adelanto de los beneficios, lo que no debe ser confundido con la reducción de la pena.

Carolina hace de nexo entre el área penitencial y la educativa. Si algún alumno quiere continuar sus estudios en otro colegio lo que debe hacer es dirigirse a ella, quien luego se encarga de pedir la autorización al  juez. Me cuenta que hay un alumno que muestra interés en hacer la carrera de Abogacía y otros cuatro que quieren realizar cursos fuera del penal.

¿Hay un alto nivel de analfabetismo?

Si, son muchos los que no saben leer y escribir. Hay un programa de alfabetización que es dictado por un compañero interno que se capacita para enseñar. Esto se hace para que ellos no tengan vergüenza. El proyecto se articula en Marzo y Abril con la primaria.

Tanto la primaria como la secundaria cuentan con tres ciclos. Las clases se dictan a partir de las cinco de la tarde.  Las lecciones pueden ser, si el recluso así lo desea, complementadas con talleres de: carpintería,sanitarismo, albañileria. En 2015 incluso hubo un proyecto de radio que se llamó: La elegida, voces en libertad.  Este programa se puede encontrar fácilmente en Youtube.

Al igual que a Rubén, le pregunto a Carolina si piensa que la educación cambia a las personas.

Estadísticamente te diría que no pero a mí me gusta ver los casos individuales. Suponé que haya cinco que quieran seguir estudiando. Para mi esos cinco son muy valiosos.

 

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Lengua y Literatura

Es un día hermoso. En la sombra hace frio pero el sol está bastante fuerte. Me siento en una mesa que está en la vereda del café donde quedé en encontrarme con  José Luis Pereira  profesor de Lengua y Literatura, ganador en 2015 del Premio Fray Mocho por el ensayo sobre la vida de Isidoro Blaisten. Además dictó clases por un año en el Penal N°2. Ese es el motivo de mi entrevista.

¿Siempre quiso ser profesor?

Sí, sí.

¿Sí?

No, es decir, no. Porque era muy tímido, me costaba hablar. Cuando era joven era recontra tartamudo, tímido,quedado.  Y después cuando entré en prefectura ahí ya me cure un poco digamos. Luegoempecé a estudiar profesorado.

A los veintiún años comenzó a estudiar para ser profesor. Después de recibirse dejó su empleo en la prefectura. Dictó clases en la Escuela Gervasio Méndez, en el Colegio Nacional, en el  Instituto Agrotécnico, en Aldea San Juan y San Antonio y en La Unidad Penal N°2. Por el diario se enteró que estaban necesitando docentes que enseñaran en la penitenciaria y se presentó para concurso.

-Nadie había ido. Nadie quería agarrarlo, porque tenían miedo. Y yo lo tome. Como experiencia fue horrible. Estuve un año entero. Me enseñó un montón, es decir,  que en ese nivel fue positivo pero en cuanto a satisfacción: cero.

Hay distintos factores que hace que sea difícil enseñar: las características del alumno que al estar en situación de cárcel es distinto de un alumno adulto que no lo está. El preso ve en el docente algo más que un maestro, alguien que provee cosas. 

 

Yo nunca pude desarrollar un programa. Las clases, por ejemplo, una o dos veces nomas.  Había uno que le gustaba leer e hizo una clase magistral de Edgar Alan Poe. Resumió un cuento,Corazón Delator. Fue maravilloso. Yo me sentí muy bien.

 

La mayoría de las veces José tenía que dar clases a uno o dos alumnos. Dentro de la cárcel   hay una organización interna,  hay un preso que tiene un estatus de jefe. Muchas veces los abusos de los presos no viene de los guarda cárceles sino más bien de los mismo internos. El estudio es visto como un privilegio y aquellos que quieren estudiar tienen que pagar por tal.  “Si el recluso no hacía algo que su  jefe le mandaba este lo privaba de asistir a clase”, explica Pereira.

 

Otro problema que teníamos en la cárcel es que es una población migrante. Al alumno se lo lleva a declarar,  o a  indagatoria o testimonial. Se lo lleva de un lugar a otro y vos no lo tenes siempre en el aula.

José Luis no pudo cumplir ninguno de sus objetivos enseñando en la cárcel. Confiesa que se sentía mal profesor. Su meta era hacerlos leer, explicarles que la literatura era un buen plan de evasión. A través de los libros quería que los presos llevaran una vida mejor que los pudiera ayudar a mejorar. Sin embargo, la experiencia no fue en vano ya que  a partir de eso surgió la ideapara una novela: El Cuello de Mamá y la navaja.  Una novela negra que relata la historia de un chico que está en la cárcel. Con un pasado bastante negro y un futuro incierto, Esteban Ponce, el protagonista, tratará de recordar quien es. Lo que empezó como un cuento de tres páginas acabó por ser una novela.

- Los presos son presos por que son pobres. Ningún rico va preso porque tiene buen abogado o puede esquivar el bulto. Pero los que están ahí son los pobres pobres. Y cuando entran en la cárcel esa pobreza se acrecienta porque hay pobreza moral también.

Los mismos chicos le contaban que si querían ponerse a leer siempre alguien los molestaba. Por lo que el ambiente carcelario no era ni es el mejor ámbito para aprender. Sin embargo me dice que ha leído cosas hechas por internos.

Tuve una experiencia tremenda, tremenda. Una mujer que estuvo en la cárcel que no fue mi alumna en ese penal sino en el ESGA. Yo les había dado un pequeño poemita de Alfonsina Storni que habla de casas cuadradas, hombres con la mente cuadrada, todo cuadrado. Y la chica me hizo un análisis. Ella que había estado presa veía todo cuadradito por las rejas de la cárcel. Y me mató. Fue uno de los análisis más espectaculares que yo he visto.Eso fue tremendo para mí. Ahí me sentí bien.

A pesar de que su experiencia no fue buena, José está convencido del derecho al cambio y al olvido.

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Teatro:

Encuentro el portón rojo de madera de la casa de Sonia Luján y toco timbre. Una mujer morena más alta que yo me abre con una sonrisa. Como buena anfitriona   me invita a sentarme. Va hasta la cocinay prepara mate, entonces empezamos a hablar.

Teatro ya no es más taller, ahora lo tienen como materia curricular dentro de lo que es la enseñanza primaria. También tuve un taller municipal donde llegué a tener trece internos. Una experiencia hermosísima pero se hizo ese año y se acabó.

La clave para que los reclusos se interesen en todo tipo de talleres es el estímulo y  el incentivo. Sonia está segura de eso.

-Son muy poquitos los que se interesan. La mayoría de los casos asisten motivados por los beneficios que reciben a cambio.  Cuando notan que alguien se mueve para realizar proyectos enseguida empiezan a demandarlos.

Fue una amiga psicóloga que trabajaba en el juzgado quien le propuso comenzar un taller de teatro.

Siempre quise estar en la escuela porque es un marco que en todo sentido favorece tu trabajo. Tengo un sueldo digno, acorde a lo que hago y todo lo que eso significa. Me da seguridad. El respaldo que yo quería. No un taller que esta hoy y mañana no.

Las clases que dicta Sonia no tienen  las mismas características que un taller de teatro particular. Trabaja de una manera interdisciplinariapara que a sus alumnos les sirva de apoyatura con las demás materias.

Disfrutan mucho la clase y es algo nuevo.

Como maestra nota el cambio que se va dando en los internos a lo largo del año. Es movilizador para ella ver como juegan como niños y recuperan la inocencia vinculándose con el otro sin especulación, es decir, sin buscar nada a cambio. Sus ojos destellan luz cuando habla de lo que hace, se siente muy afortunada por su empleo. La cara se le ilumina a medida que avanzamos en la entrevista.

Para mi es algo maravilloso trabajar ahí. Realmente maravilloso.

Debido a la no regularidad de las clases, Sonia  planifica los días individualmente de modo tal que, al finalizar, sus alumnos se lleven algo aprendido.

¿Cómo es tu relación con los muchachos?

Excelente. Porque para empezar conmigo es todo una experiencia distinta  porque yo los respeto mucho. Entonces muchos experimentan eso por primera vez y se les vuela la cabeza. Para mí son personas, no delincuentes. Yo no entro con ese concepto. Para mí son personas que están privadas de su libertad, que cometieron un delito y por eso están ahí. No me interesa saber cuál fue el delito. Prefiero no saberlo porque saberlo me condiciona un poco.

La confianza es una de las cualidades que más desarrolla con sus alumnos ya que es algo que los internos no conocen. Trata de que ellos defiendan ese ambiente que crean entre todos.

A mí me gusta hacerlos pensar cosas que no tengan que ver con el penal. Los hago pensar mucho sin que ellos se den cuenta.

Sonia explica que es muy importante que sus alumnos sepan poner en palabras lo que sienten.   Los ejercicios están  orientados para que  los reclusos puedan expresarse.  Se habla mucho durante la materia,  y el pizarrón es una herramienta importante. En él anota palabras o frases que los estudiantes dicen, de esta manera lo que trata de hacer es que se sientan identificados con ello, que puedan leerse y  afirmar: “yo dije eso”.

Al principio están muy vergonzosos. Les da mucha risa pararse en ronda y mirarse. No se puede no mirar a los ojos. Hay que mirar a los ojos.Cosa muy chiquitas  allá adentro son muy grandes

 

La problemática con hacer obras de teatro con los alumnos es el mero hecho de que no hay un grupo firmemente consolidado. Como anteriormente mencionaba hay una discontinuidad en las lecciones. Sonia se cuida mucho de no crear expectativas que luego no se van a poder llevar a cabo. 

-¿Cuál es tu sueño más loco dentro del penal?

- Hacer obras que vaya a ver la gente. Llegar a formar actores.

A medida que transcurre la charla noto cuanta pasión siente esta profesora por lo que hace. Cada musculo de su cara se relaja y sus ojos destellan emocionados y divertidos.

-Resignifica mi vida estar ahí adentro. Me doy cuenta de eso. Me carga de sentido. Yo hago teatro también para esto. Porque el teatro es muy liberador. Y en lugares de mucha oscuridad abre puertas. Yo estoy convencida de eso.

Cada uno de los internos tiene una bitácora de viaje en la cuales tiene que escribir, sí o sí. Si alguien lo desea puede compartirlo con el resto de sus compañeros  o solamente con la profesora.

Muchos están re negados pero mientras van transcurriendo los encuentros se empiezan a soltar. Y el día menos pensado, con alguna trampita que yo les hago, ya están leyendo.

Para empezar, la consigna es básica, solo tienen que escribir lo que les pareció la clase y a partir de ahí pueden narrar lo que quieran. Algunos docentes, me comenta Sonia, no pueden creer que escriban.

Ya con más de cuarenta minutos de entrevista transcurridos y con un gato  que duerme sobre mi falda hago la última pregunta:

-¿Pensas que el arte puede cambiar a las personas?

- Totalmente. Sería pretencioso pensar que le puedo cambiar la vida a alguien. A mí me basta con poder ayudar a descubrir otros mundos. Que se enteren que la vida no es solamente esa desgracia, que pueden vivir otras cosas, que hay una vida afuera, que pueden salir y probar otras cosas que yo sé. Con que lo consiga con uno, dos, tres. No es poca cosa lograr eso con una persona. Y si lo logro en más de uno, bienvenido.

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Geografía

Son vísperas de clase y María Martorel tiene que asistir a una reunión institucional. A pesar de eso se toma un tiempo para la entrevista. Ella trabaja hace diez años en la Unidad Penal 2 dando clases de Lengua y Geografía.

Concursé el cargo y lo gané. Me postule porque en ese momento no tenía trabajo, además no me daba miedo el lugar.

Una de las cosas que le costó fue acostumbrarse a que le tuvieran que abrir varias rejas para poder ir a dar clases. “Es diferente en una escuela normal donde si bien tenés un horario fijo podes entrar y salir sin tanto protocolo de seguridad” explica María.

Mientras ceba mates y enciende un cigarrillo explica que desde siempre le gusto estar en la escuela del penal, de a poco aprendió a conocer a sus estudiantes y ellos a ella. Aclara que jamás pregunta el delito por el que están privados de su libertad, en cierto modo eso afectaría a su trabajo.

La tarea más difícil muchas veces son las alteraciones en el dictado de las lecciones por ser los alumnos una población migrante. Otro de los obstáculos es la falta de elementos para desarrollar las clases.

A veces te condiciona no tener muchos elementos. Varias cosas corren por bolsillo propio. Yo como también doy Lengua me compre una impresora multifunción para poder imprimir material.

Que las clases sean de calidad depende de cada maestro. Para enseñar en situaciones precarias deben buscar la manera de hacer las clases lo más dinámica posibles. Como la escuela penal cuenta con un proyector el audiovisual es un recurso muy utilizado.  Hacer de la educación una vivencia importante es una bandera que llevan al hombro muchos educadores.

Cuando se reciben armamos la recepción. La organizamos entre los profesores y el servicio penitenciario nos ayuda. Les avisamos a los alumnos con tiempo para que puedan invitar a sus familias. El momento de la entrega de diplomas y la fiesta es maravilloso. Es cuando nos encontramos todos por primera vez con sus familias.

María como profesora de último año trata de ir a la feria de las carreras y acercar a sus alumnos información sobre la oferta académica. Hay varios que se plantean seguir con sus estudios.

Tratamos de que se vayan con algo para hacerlos ver que son importantes para nosotros porque es un logro que se reciban y también los es cambiarles la mirada con respecto al futuro.  A pesar de eso creo que el problema a nivel social se debe a que se ha perdido la cultura del trabajo por eso cada vez en las cárceles hay más población joven. Y otra de las grandes problemáticas es que se necesitan realizar estudios sociológicos para abordar la problemática de la reinserción a la sociedad de estas personas detenidas. Porque la realidad es que cuando salen no tiene muchas chances de inserción laboral. 

 
Senado ER

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